EMPEZAR UNA NUEVA VIDA (I)

Empezar de zero me parece increiblemente difícil. Cuando se ha roto tu matrimonio, has perdido a un ser querido o te enfrentas a una grave dificultad económica, personal, existencial o de cualquier ámbito, pueden aparecer emociones tales como:

la tristeza, 

el desasosiego,

desánimo

mensajes negativos

autoreproches

sentimientos de culpa e inferioridad

sentimiento de incapacidad.

Y es que cuando de repetente te sientes que debes empezar de nuevo tus finanzas con un saldo negativo, o bien reacer tus emociones para recolocarlas, te queda aún la inercia anterior y el duelo por completar. 

¿Como empezar si aun estoy con el duelo? ¿Como recomenzar si no me siento capaz?

Algunos ingredientes a modo de receta horrible te pueden servir:

1. Pasa tu duelo. 

Llora, patalea, curate con la medicina popular: alcohol y tabaco propiamente. Pon tu música preferida, destruye los recuerdo amargos, patalea, acepta tu derrota, tu nueva circumstancia, el engaño, la traición, la desfortuna o la puñetera mala suerte. Seguramente también algunas malas decisiones.

Aunque es un tópico, hasta que no elabores, no podrás ACEPTAR. La puñetera palabra del millón para empezar a hacer algo. Hasta que no aceptas que deberías dejar de beber porque ya estás muy borracho no pararás, hasta que no aceptas que una relación se acabó no podrás rehacerte. Hasta que no aceptas que no hay vuelta atrás y que la maldita máquina del tiempo no existe, no podrás dar un paso adelante.

Y es que la teoría la sabemos todas, lo difícil es encontrar las fuerzas, el ánimo, la emoción definitiva que empuja a tu voz interior a decir que un nuevo trabajo es posible, que empezar con una deduda enorme no te va impedir comer y podrás recuperarte, que aunque te sientas un ser horriblemente feo o malo podrás encontrar a alguien que valore tus cosas buenas, tu amabilidad, tu bondad o lo que sea que tengas de bueno. 

Pasar el duelo, elaborar el duelo con dignidad o como puedas es necesario, es la resaca de una gran torta que te has pegado, da igual la torta que sea, pero hay que pasarla. 


2. Continuamos con el duelo y aprendemos. 

Podemos vivir atascados en el punto uno. Atrapados en la circumstancia y en las consecuencias que se deriban de ella. 

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